Monica Martinez – Ingeniera Química – 1888 IS
Una parte significativa de los sistemas de tratamiento de agua terminan siendo abandonados. ¿Por qué? Diseñar una planta de tratamiento de agua no se trata solo de cumplir con los requisitos reglamentarios, sino que debe concebirse como un sistema integral, lo que significa que debe ser viable, operable y sostenible en el tiempo.
Entre las principales causas del abandono de los sistemas se encuentran los altos costos operativos, la excesiva complejidad del sistema durante la operación, el personal no calificado, la falta de flexibilidad para manejar variaciones en el caudal o en la calidad del agua, entre otras. Para evitar estos problemas, deben considerarse varios factores clave durante la etapa de diseño del sistema de tratamiento.
Ubicación geográfica: la ubicación marca toda la diferencia. La disponibilidad de energía y agua, las rutas de transporte y acceso, la seguridad del sitio, las condiciones climáticas, el espacio disponible y otros aspectos pueden facilitar o dificultar la operación y el mantenimiento del sistema.
Objetivo del sistema: La selección de la tecnología de tratamiento adecuada depende en gran medida del propósito previsto del sistema: descarga regulada, uso industrial específico, reutilización interna, entre otros. Dado que diferentes tecnologías pueden lograr resultados similares, la clave no está solo en el proceso en sí, sino también en su idoneidad para el entorno y el usuario final.

CAPEX/OPEX: CAPEX se refiere a la inversión inicial en equipos e instalación, mientras que OPEX se refiere a los costos de operación y mantenimiento del sistema a lo largo del tiempo. Este factor económico determina la sostenibilidad a largo plazo. Un sistema que es barato de instalar pero costoso de operar suele fracasar; por el contrario, aquel que equilibra la inversión con los costos operativos perdura a lo largo de los años.
Automatización y control: Este factor es esencial para garantizar el correcto funcionamiento del sistema. Aunque un alto nivel de automatización no garantiza el éxito, un sistema 100% manual tampoco es ideal, ya que es propenso a errores humanos e ineficiencias. El objetivo es encontrar un equilibrio que esté alineado tanto con el presupuesto como con las capacidades del usuario final. Sin embargo, es importante destacar que, una vez que se introduce la automatización, se requiere soporte técnico especializado en las áreas de operación y mantenimiento para atender las necesidades a largo plazo del sistema.
Factor humano: La mejor tecnología fracasará sin recursos humanos competentes detrás de ella. La transferencia de conocimiento al personal responsable de la operación y el mantenimiento del sistema es fundamental. Los operadores no solo deben comprender el sistema, sino también ser capaces de tomar decisiones cuando sea necesario. Para ello, es esencial que el personal desarrolle sentido de pertenencia y responsabilidad hacia el sistema, algo que debe comenzar desde las etapas de precomisionamiento y puesta en marcha, permitiendo al equipo fortalecer sus conocimientos y construir un sentido de compromiso con cada unidad y etapa del proceso.
Además, es necesario fomentar una cultura de capacitación continua para el personal operativo, tanto para reforzar los conocimientos como para recibir retroalimentación basada en escenarios operativos reales. Esta práctica permite realizar ajustes y mejoras en los procesos que aumentan la eficiencia del sistema.
Flexibilidad del sistema: Desde el primer día de diseño e ingeniería hasta el inicio de operación del sistema, pueden pasar semanas, meses o incluso años, dependiendo del proyecto. Por esta razón, el diseño debe considerar posibles cambios, como aumentos en los flujos de producción, variaciones en la calidad del agua o nuevos requisitos normativos. Un sistema robusto debe estar preparado para crecer y/o adaptarse con el tiempo.
Finalmente, un sistema de tratamiento bien estructurado también puede generar oportunidades de valor agregado. Algunos subproductos del proceso pueden reutilizarse interna o externamente, proporcionando fuentes adicionales de ingresos o ahorros de costos en otras áreas de la empresa. Este potencial puede identificarse durante el diseño o más adelante en la operación, convirtiendo al sistema en una fuente de beneficios aún mayor.
El verdadero éxito de un sistema de tratamiento de agua no radica en ponerlo en funcionamiento por primera vez, sino en verlo operar de manera eficiente 5, 10 o incluso 20 años después. Cuando la ingeniería de diseño se combina con un presupuesto realista, personal capacitado, objetivos claros, una ubicación adecuada y un nivel apropiado y flexible de automatización, la planta deja de ser un gasto y se convierte en un activo estratégico tanto para la empresa como para el medio ambiente.
En 1888 IS, entendemos que el éxito de un sistema de tratamiento de agua no depende únicamente de la tecnología instalada, sino de la integración de todos estos factores en una solución coherente y sostenible.
Nuestro equipo cuenta con la experiencia y las capacidades técnicas para diseñar, implementar y apoyar la operación de diversos tipos de sistemas de tratamiento de agua, asegurando que cada proyecto se adapte a las necesidades específicas de la industria. Gracias a este enfoque integral, entregamos sistemas que no solo funcionan desde el primer día, sino que se mantienen como un activo estratégico a largo plazo.